Cuento para aprender el valor del esfuerzo y el valor de la experimentación y el aprendizaje de cosas nuevas. Enseñamos la importancia de la creatividad.
La brujita Burbujitas, era una brujita buena, que venía de una gran familia de brujas y brujos. Todos los miembros de su familia eran grandes expertos en magia, conocían todos los encantamientos y sabían elaborar todas las pócimas del gran libro de la magia de las brujas y brujos.
La brujita Burbujitas, era la más pequeña de toda la familia. Todos querían que Burbujitas conociera a la perfección los encantamientos y las pócimas del gran libro de magia. Así que la brujita Burbujitas, tenía que estudiar mucho.
Todos los días acudía a la Brujiescuela, que era el colegio donde todos los pequeños y pequeñas brujas aprendían los secretos de la magia. Después del colegio, todas las tardes repasaba los encantamientos y las pócimas del gran libro de magia. Y dos tardes a la semana iba a clases de vuelo en escoba.
Burbujitas, era una brujita muy aplicada y estudiosa. A veces le costaba un poco concentrarse, pero entonces se esforzaba y conseguía aprender los encantamientos y las pócimas. Pero Burbujitas además de ser aplicada, era una brujita muy lista y le gustaba entender los encantamientos y las pócimas; y solía inventar nuevos encantamientos e introducir nuevos ingredientes a las pócimas.
A los miembros de su familia, no les parecía bien que Burbujitas perdiera tiempo entendiendo cosas que siempre habían sido así, y mucho menos inventando nuevos encantamientos que eran, según ellos, innecesarios. Solían reñirla cuando la veían mezclar nuevos ingredientes para lograr nuevas pócimas o cambiar palabras para mejorar encantamientos.
Aún así Burbujitas no podía evitar experimentar con la magia y probar nuevas maneras de hacer lo de siempre.
Una mañana, uno de los brujos ancianos de la familia se despertó atónito, al comprobar que se había equivocado en una de sus pócimas. Había estado elaborando una pócima que sirviera de medicina para prevenir el resfriado de las personas. No sabía cuál había sido el error. Acudieron a las puertas de su casa una a una, todas las personas que habían tomado la pócima. Después de tomar la medicina la noche anterior, las personas se habían levantado con la cara llena de manchas rojas y nariz de cerdito. El anciano no sabía cuál había sido el error al elaborar su jarabe. Delante de su puerta se acumulaban gran número de gentes, quejándose, esperando un remedio a la increíble situación.
Todos los brujos y brujas de la familia, intentaron elaborar un remedio. Leyeron y releyeron el gran libro de magia tratando de encontrar un hechizo que les sirviera para solucionar el entuerto. Pero como esta situación no había ocurrido con anterioridad, no encontraron nada que pudieran hacer.
La brujita Burbujitas, observaba atenta todo lo que ocurría. Rápidamente fue a su habitación y repaso sus apuntes de magia. Prestando mucha atención a diferentes anotaciones y muy centrada en su tarea. De esta forma, cogiendo ideas de varios hechizos, invento una nueva pócima para esta nueva situación que nunca antes se había presentado.
Los grandes brujos y brujas de la familia, no querían que Burbujitas probara su nueva pócima. Pero dadas las circunstancias, y lo grave de la situación, no tuvieron más remedio que acceder. La brujita Burbujitas ofreció el remedio a las personas.
La gente tomo la nueva pócima elaborada por la brujita y poco a poco las manchas y la nariz de cerdito fueron desapareciendo de sus rostros.
De esta forma los brujos y brujas de la familia, entendieron que a veces es bueno hacer cosas nuevas, animaron a Burbujitas a ser una inventora de hechizos, pócimas y encantamientos. Con el tiempo la brujita Burbujitas, se convirtió en una gran bruja.
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