Cuento infantil para aprender a confiar en uno mismo y no rendirse ante el fracaso.
En una linda casita mágica de muchos colores en lo alto de una montaña, nació y creció una niña duende chiquitita. Llevaba un vestido de hojas de flores de color azul y gorro en forma de capucha, como los de todos los duendes, también de color azul. Su nombre era Capuchita Azul. Esta niña duende siempre había estado dentro de la linda casita mágica, nunca había salido de esta casita de muchos colores.
Cuando era más pequeñita intentó en varias ocasiones salir al exterior de la casita, pero no era capaz de encontrar la puerta de salida. Esta era una linda casita, pero era mágica y en las casas mágicas las cosas son diferentes a como lo son en las demás casas.
En esta linda casita situada en lo alto de la montaña vivían otros niños y niñas duendes, cada uno con las ropas de un color diferente. Capuchita Azul podía comprobar como los demás niños y niñas duendes salían al exterior, eran capaces de encontrar la puerta y salir y entrar atravesando esta siempre que quisieran.
En cambio Capuchita Azul nunca salía al exterior de la casita mágica. Pasaba así los días sin conocer el mundo que había fuera de la casita. El mundo de fuera tenía otro tipo de magia diferente, pero también maravillosa le habían dicho a Capuchita.
Un día uno de los niños duendes, que llevaba ropas de color verde y unos calcetines también de color verde, llamado por esta razón Calcetines Verdes, se acercó a Capuchita, que era muy amiga suya y le dijo:
-Capuchita Azul, ¿por qué nunca sales de la casita? Vente conmigo y jugaremos fuera.
Y Capuchita Azul, le respondió tristemente
-Ojala pudiera salir a jugar contigo amigo Calcetines Verdes. No salgo porque no sé encontrar la puerta, no puedo encontrarla. Lo intenté varias veces hace algún tiempo cuando era más pequeñita.
Calcetines Verdes la miro sorprendido y le respondió.
-Yo tampoco podía salir antes cuando era más pequeño, porque la puerta en esta casa mágica, donde las cosas son diferentes a las demás casas, no es una puerta sino una ventana y estaba demasiado alta para mí cuando era más pequeño. Pero ahora sí que puedo salir.
Capuchita Azul, no había vuelto a intentar salir de la casita después de fracasar varias veces en intentos anteriores. Cuando su amigo Calcetines Verdes le contó el secreto de la puerta, que no era una puerta sino una ventana, Capuchita se dio cuenta de una cosa muy importante: claro que podía salir de la casita, pero no había salido porque creía que no sabía y ni siquiera lo había intentado.
Así fue de esta manera y no de otra forma diferente como Capuchita Azul, salió de la casita mágica para jugar con su amigo Calcetines Verdes. Y desde aquel momento nunca más volvió a pensar que no podía hacer algo.
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