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¿Qué pasaría si los continentes no se hubieran separado?

miércoles, 27 de mayo de 2015

¿Qué pasaría si los continentes no se hubieran separado?
Hace 200 millones de años, todas las tierras emergidas del mundo estaban unidas en un solo bloque continental, que hoy llamamos Pangea. Desde entonces, diversas masas han ido separándose debido a los movimientos de las placas tectónicas presentes en la corteza terrestre hasta formar los continentes actuales.

Si no hubiera sido así, las condiciones del planeta y sus habitantes serían muy diferentes. Esa única gigantesca masa continental en rotación estaría situada en la zona del ecuador, por lo que las temperaturas serían altas todo el año, y los mamíferos no habrían evolucionado de forma tan dominante.

Habría fuertes tormentas, vientos huracanados y olas de más de 30 metros de altura. La vegetación y la mayoría de la fauna se concentrarían en el litoral, mientras que en el árido interior, donde la variación térmica oscilaría entre 60 °C de día y -30 °C de noche, predominarían insectos, reptiles y anfibios, animales poiquilotermos capaces de regular su temperatura corporal.

En el océano, a medida que el agua se alejara de la costa bajaría la temperatura, por lo que los icebergs serían muy abundantes en el polo, lo que aumentaría la salinidad y dificultaría el desarrollo de la vida. Habría menos diversidad biológica, puesto que el aislamiento aceleró la evolución en lugares como Madagascar o las islas Galápagos, donde muchas especies son exclusivas.


Cuento infantil: El payaso de juguete

lunes, 25 de mayo de 2015

Cuento infantil para enseñar a los niños y niñas la importancia de valorar a todos y no creerse mejor que ninguno.
Fracho es un payaso de juguete. Era un payaso muy popular y querido por todos los demás juguetes, siempre hacía reír a los demás, por eso era amigo de todos. Era el juguete preferido de todos los niños y niñas, ya que tenía muchos colores, un botón que hacía ruidos, cantaba una canción, tenía luces y muchas cosas.
Era amigo de todos y pronto se acostumbró a ser el centro de atención y a ser admirado por todos. Tanto le admiraban, que poco a poco el payaso de juguete empezó a creer que era mejor que cualquiera de ellos. El payaso de juguete pensaba que era más gracioso, más simpático y más querido por todos los demás juguetes y por los niños y niñas. Tanto se le subió a la cabeza que empezó a reírse de todos sus amigos, disfrutaba burlándose de los otros juguetes y metiéndose con ellos.
Pero pasó el tiempo. Varios años después del payaso era un juguete viejo. Nuevos juguetes aparecieron y ocuparon su lugar. Tenían más luces, más canciones y más colores. Los demás juguetes se quedaban asombrados con los nuevos juguetes.
Los niños y niñas que jugaban con él crecieron y ya no jugaban con juguetes, dejó de ser el preferido de éstos. El payaso de juguete quedó relegado a una estantería, en recuerdo de tiempos mejores para él. Solo, en una estantería, sin ser el centro de atención ni de los demás juguetes, ni de los niños y niñas, el payaso se puso muy triste.
Entonces comprendió y se dio cuenta de muchas cosas de las que antes no se había dado cuenta. Pudo comprender que no había hecho bien al reírse de los demás juguetes, de aquéllos que habían sido sus amigos, comprendió que no debió burlarse de ellos. Se dio cuenta entonces que no era mejor que los demás, que no era ni mejor, ni peor que nadie. Comprendió algo muy muy importante que burlarse de los demás no le hacía ser mejor. Ahora estaba solo y no era importante y menos sin los demás juguetes, sin sus amigos.
Un día estaba llorando, sentado en la estantería pensando en todo esto. Cuando otro juguete viejo se acercó y le dijo:
  • No tienes que estar triste payaso, ahora no somos juguetes nuevos, ahora los niños y niñas han crecido y ya no nos necesitan para jugar. Pero no tienes que estar triste. No es ser nuevos y tener más cosas lo que nos hace mejores. Lo que nos hace mejores juguetes es ser capaces de divertir a los niños y niñas, de acompañarlos en sus juegos y despertar su imaginación. Ahora estamos aquí porque nuestros niños y niñas son mayores, pero aún seguimos siendo juguetes, vendrán otros niños y niñas, y aunque no seamos el juguete más moderno, podemos seguir dándole un buen rato de juegos y diversión.
El payaso de juguete volvió a ser querido por los demás juguetes. Y el otro juguete tenía razón, pronto llegaron más niños y niñas, los hijos e hijas de aquellos niños y niñas que habían jugado con ellos. Estos nuevos niños y niñas volvieron a jugar con el payaso de juguete y con los otros juguetes

Cuento infantil: El monstruo de las cosquillas

Cuento infantil para romper con los prejuicios e intentar cosas nuevas y para tener valor de enfrentarse a los problemas
Gubel era un monstruo de color verde con los pies naranjas. Gubel era un monstruito que se dedicaba a asustar a los niños y niñas de la ciudad.
Cuando el monstruito verde con los pies naranjas aparecía y rugía fuertemente mucho se asustaban los niños y niñas. Gubel solía esconderse detrás de las puertas, debajo de las camas, e incluso dentro de los armarios. Allí escondido, esperaba el momento más oportuno para rugir con fuerza y asustar a los pequeños.
Una noche Gubel se escondió dentro de un armario.  Estando allí escondido para asustar a un niño, se encontró justo allí mismo con el niño al que había ido a asustar. ¡Qué gran susto tuvieron los dos! Pero un buen susto. Esta vez no solo se asustó el niño, esta vez también el monstruo se asustó mucho.
  • ¿Qué haces aquí?- preguntó Gubel
  • ¿y tú? ¿qué haces tú aquí?- dijo el niño- este es mi armario.
El pequeño le contó a Gubel como se había escondido en el armario porque no quería ir al colegio al día siguiente.
  • Yo no quiero ir al colegio mañana. No me sé bien la materia y los demás niños y niñas se reirán de mi seguramente. Yo no quiero que se rían de mí, así que si me escondo en el armario no me encontraran y no podrán obligarme a ir al colegio.
  • Eso es una tontería- respondió el monstruito- no puedes esconderte de tus problemas. No puedes esconderte siempre que tengas alguna dificultad, no vas a poder permanecer siempre en el armario.
  • Puede que tengas razón- respondió el niño- pero ¿qué me dices de ti? ¿tú qué haces aquí? Los monstruos no tienen que esconderse, ustedes no van al colegio. ¿Qué razón puede tener un monstruo para querer esconderse?
  • Yo estoy aquí para asustarte- dijo el monstruo- es lo que hacemos los monstruos, nos escondemos y asustamos a niños y niñas.
El niño se quedó muy pensativo, dando vueltas a lo que el monstruo le había dicho. No entendía por qué los monstruos asustaban a los niños y niñas y así se lo hizo saber al monstruo. El monstruo respondió:
  • Yo asustó a los niños y niñas porque es divertido. Es muy divertido asustar a los niños y niñas. Además ustedes odian a los monstruos.
De nuevo el niño respondió al monstruo.
  • No los odiamos. Yo no te odio, pero si ¿nos asustan como los vamos a querer? A lo mejor si pruebas a hacer algo mejor, algo divertido, pero para todos, podrás comprobar que los niños y niñas no te odian. ¿Por qué no pruebas a hacer cosquillas a los niños y niñas?
De este modo tanto el monstruo, como el niño decidieron cambiar su forma de actuar. Gubel se dedicó a hacer cosquillas a los niños y niñas y enseguida descubrió que era mucho más divertido que asustar y que de esta manera los niños y niñas también lo pasaban bien. El niño dejó de esconderse en el armario ante sus problemas, aprendió que no siempre podría estar escondido dentro de un armario y que de ese modo no solucionaba los problemas.

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lunes, 11 de mayo de 2015

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El alma de los animales, por Manuela Kulpa

En estas fotografías puedes ver la incisiva y original mirada de la fotógrafa alemana Manuela Kulpa de los animales salvajes. 
La intención de sus instantáneas es sacar a la luz el alma de los diferentes animales y aportar su contribución a la protección de estas especies, que en muchos casos están amenazadas o en peligro de extinción. 
Manuela realiza sus fotografías en zoos y parques naturales, después retoca las imágenes en un proceso que le lleva meses de trabajo.













Si te han gustado te recomendamos visitar su página personalsu página de Facebook o la 500px; en ellas podrás encontrar muchas más fotografías. tan magistrales como éstas.

Descubren un planeta muy singular

jueves, 7 de mayo de 2015


Dos equipos de astrónomos alemanes diferentes (del Centro de Astronomía de la Universidad de Heidelberg y del Instituto Max Planck de Astronomía en Heidelberg) han certificado el hallazgo de un exoplaneta bastante particular. Ha sido bautizado como Kepler-432b y se trata de uno de los planetas más densos y masivos que se conocen en la actualidad. Los resultados de la investigación han sido publicados en la revista Astronomy & Astrophysics.

El descubrimiento de este exoplaneta fue posible gracias al Telescopio de 2,2 metros en el Observatorio de Calar Alto, en Almería (España) y al Telescopio Óptico Nórdico de La Palma (España).

Según el análisis de los científicos este planeta en cuestión tiene seis veces la masa de Júpiter, pero aproximadamente su mismo tamaño, lo que es bastante inusual. Pero sus singularidades no acaban aquí. La forma y el tamaño de su órbita (orbita su estrella cada 52 días) llevarán a Kepker-432b a ser devorado por su estrella, una gigante roja con un radio de cuatro veces nuestro Sol, en menos de 200 millones de años. “En menos de 200 millones de años, Kepler-432b será tragado por la continua expansión de su estrella anfitriona. Esta podría ser la razón por la cual no encontramos otros planetas como Kepler-432b. Astronómicamente hablando, sus vidas son extremadamente cortas”, explica Mauricio Ortiz, coautor del estudio.

“La mayoría de los planetas conocidos en movimiento alrededor de estrellas gigantes tienen órbitas grandes y circulares. Con su órbita pequeña y muy alargada, Kepler-432b es un verdadero inconformista entre los planetas de este tipo”, explica Davide Gandolfi, coautor del estudio.

La consecuencia de esta órbita tan extraña, es que el planeta sufre diferencias de temperatura increíbles a lo largo de su breve año (que dura menos de dos de nuestros meses terrestres), yendo de los 500º Centígrados en invierno a unos 1.000º Centígrados en verano.

El Valle de los Pensamientos

martes, 5 de mayo de 2015

Cuento infantil para enseñar a los niños y niñas la importancia de los pensamientos, como influyen en sus emociones y la importancia de modificarlos.
Entre las nubes se encuentra el valle conocido como el valle de los pensamientos. En el valle de los pensamientos es donde se crean todos los pensamientos buenos y malos de todas las personas. Los pensamientos nacen por todas partes, en las flores, en los árboles, en las rocas, en los agujeros, cualquier rincón es bueno para hacer salir un pensamiento.

Este valle está habitado por las hadas de los pensamientos Las hadas de los pensamientos son unas hadas muy especiales, durante el día pasean por el valle recogiendo diferentes pensamientos y guardándolos en una bolsita, y al llegar la noche visitan las casas de todas las personas depositando en ellas los pensamientos recogidos mientras están dormidas, susurrándoselos al oído.

Pero las hadas de los pensamientos no conocen esos pensamientos hasta que no los susurran en el odio de las personas que duermen. Esto les preocupaba mucho, porque solo en ese momento conocen si los pensamientos son buenos o malos. A las hadas de los pensamientos les gustaría transmitir pensamientos buenos, susurrar buenas ideas y pensamientos positivos, pero esto no siempre es así.

A veces los pensamientos que dejan en las personas no son buenos y esto es algo que preocupaba mucho a las hadas. Por qué se daban cuenta que cuando una persona tiene un pensamiento malo, se puede sentir triste, frustrada, enojada,… un pensamiento malo hace que las personas también tengan sentimientos malos.

¿Qué podemos hacer con los malos pensamientos? Se preguntaban las hadas. Después de dar varias vueltas a este problema, todas las hadas reunidas tuvieron una idea. Pensaron que como no podían conocer los pensamientos con anterioridad, como estos pensamientos irremediablemente llegarían a las personas, la única solución era enseñar a las personas a reconocer los pensamientos malos para que ellos mismos pudiesen cambiarlos por pensamientos más positivos.

De este modo las hadas tenían una nueva labor. Cada noche antes de susurrar los pensamientos, ofrecían su lección a las personas que dormían: les ponían ejemplos de pensamientos malos y de pensamientos buenos, les explicaban como los pensamientos malos le podían hacer sentir mal, y les insistían en analizar sus pensamientos para reconocer los que fueran malos.
Así a los niños y niñas les decían cosas como: los pensamientos pueden ser buenos y malos, pero los pensamientos malos no son la verdad, por ejemplo: “cuando mamá tiene en brazos a tu hermano, puedes pensar dos cosas:
  • Puedes pensar mamá no me quiere, quiere más a mi hermanito. Al pensar eso te sentirás triste y enfadado, porque es un pensamiento malo.
  • Puedes pensar, mamá nos quiere mucho a los dos, pero mi hermano es más pequeño y necesita que lo tomen en brazos. Al pensar esto te sentirás tranquilo y contento, porque es un pensamiento bueno.”

Al poco tiempo observaron como las personas eran capaces de reconocer sus pensamientos malos y cambiarlos por otros buenos. Las personas dejaron de sentirse mal y eran más felices. Ocurrió entonces algo que sorprendió a las hadas, en el valle de los pensamientos poco a poco fueron dejando de crecer pensamientos malos, poco a poco los pensamientos fueron cambiando y siendo todos los pensamientos buenos. Entonces las hadas descubrieron algo muy importante, los pensamientos son creados por las personas durante el día y crecen en el valle de los pensamientos, para que por la noche puedan llegar a sus cabezas. Cuando las personas aprendieron a reconocer y cambiar los pensamientos malos, éstos dejaron de ser creados y dejaron de crecer en el valle de los pensamientos.

Cuento infantil: El pajarito que no podia volar

Cuento infantil para trabajar la autoestima de los niños y niñas.
Cuento infantil, cuento para niñosEn un bonito valle, lleno de flores, con grandes árboles de altas ramas y verdes hojas; nació un pequeño pajarito. En lo alto de un árbol, en una de las ramas más altas, estaba el nido lleno de huevos, y una soleada mañana de primavera nacieron los pajaritos. Uno de ellos tardó un poco más en romper el cascarón y ver la luz de la mañana. Desde el primer momento se distinguió de sus hermanos por ser algo más pequeño y por ser un poco más lento en aprender. Aprendía lo mismo que sus hermanos, pero le costaba un poquito más.
Todos los pajaritos eran felices y el pequeño pajarito también. Una mañana, cuando ya habían crecido lo suficiente, les tocó aprender una importante lección, era el día de aprender a volar. El pequeño pajarito estaba nervioso e ilusionado, ya que este era un gran pasó, era un aprendizaje muy importante, y aunque no lo dijo tenía algo de miedo.
Primero aprendieron a mover las alas dentro del nido, después a moverlas dando pequeños saltitos y mantenerse en el aire a apenas unos centímetros del suelo. Después uno a uno iban saltando del nido y moviendo sus alas para volar. Llegó el turno del pequeño pajarito, su madre estaba muy pendiente de él, ya que sabía que a veces le costaba un poquito más aprender. El pajarito estaba muy nervioso y temeroso. Le llegó el turno de saltar desde el nido al aire y lo hizo, pero estaba tan temeroso que sus alitas no le respondieron bien, su coordinación falló, caía al vacío a gran velocidad, mientras sus hermanitos y su madre le gritaban “abre las alas”. Intentó abrir sus alas, pero se golpeó con una rama. Su mamá tuvo que volar en su ayuda y recogerlo antes de golpearse contra el suelo, pero su ala ya estaba herida.
A causa de este accidente, el pequeño pajarito no pudo aprender a volar. Su ala quedo lastimada para siempre desde aquel fatídico momento. Y así fue como el pajarito creció sin aprender a volar. Siempre paseaba por el suelo, y solo subía a las ramas de menos altura, dando saltitos.
El pajarito creció sin volar, y se convirtió en un hermoso pájaro de plumas de colores y porte elegante. Pero siempre caminaba por el suelo. Aunque sus hermanos insistieran en que tenía que volar, él no quería intentarlo, ya que sabía que era inútil, sabía que su ala estaba lastimada y nunca conseguiría volar.
Una tarde mientras paseaba, escuchó un ruido desde lo alto. Levantó la cabeza y encontró a uno de sus hermanos enganchado entre las ramas de un árbol, en lo alto.
  • Ayúdame-le dijo su hermano-rápido me caigo.
  • Iré a buscar a alguien-respondió el pajarito- no te muevas.
  • No, no hay tiempo- le dijo su hermano- ¡vuela y ayúdame!
El pajarito cerró los ojos con miedo, realmente no tenía otra alternativa, aun sabiendo que no podía volar, cerró los ojos y movió con todas sus fuerzas sus alas. Con los ojos cerrados aleteo con todas sus fuerzas, sabiendo que era inútil y entonces al notar el aire en su rostro y el vació en sus pies, abrió de nuevo los ojos para comprobar sorprendido que estaba volando. El pajarito voló y ayudó a su hermano.
Entonces descubrió que siempre había podido volar, pero nunca lo intento porque siempre creyó que no podía hacerlo.
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