Piro era un dragón muy bueno, pero tenía un problema, cada vez que abría la boca para hablar, para reír e incluso para bostezar una gran llama de fuego salía de su garganta. Esto que puede parecer divertido era un problema para Piro.
¿Saben lo que le pasaba? Que cada vez que intentaba jugar con otras criaturas, en cuanto abría la boca, desprendía una gran llama de fuego y con esta enorme llamarada quemaba a todo aquel que se le acercaba.
Piro estaba muy triste porque nadie quería jugar con él. Podría haber sido cualquier otra criatura, pero era un dragón amarillo con una boca de la que salía fuego.
Una tarde Piro paseaba por los jardines del reino, podía ver como los demás jugaban todos juntos, los duendes, las hadas, los niños y niñas, los animales, e incluso un ogro. Se acerco a ellos, él también quería divertirse. Pero cuando le vieron acercarse se alejaron de él, tenían miedo de que les quemara.
El dragón Piro se fue de allí muy triste, caminó y caminó durante un largo tiempo, estaba muy enfadado, tan enfadado que comenzó a abrir la boca y dejar que saliera el fuego. ¿Qué más daba? Si no querían jugar con él, quemaría todo lo que se encontrara en su camino. Quemaba los árboles que veía, quemaba las piedras que se encontraba, quemaba la hierba, quemaba las flores, todo lo que se encontraba lo quemaba.
Hasta un arbusto con el que tropezó. Enfadado abrió su boca y apunto con decisión al arbusto. Una gran llamarada salió de su boca. Escucho entonces una voz
-Ehhh, ¿qué haces? Ten cuidado que me quemas.
Un pequeño ratón salió de detrás del arbusto.
-¿Qué te pasa?-le dijo el ratón-¿Por qué estas quemando todo?
-Porque solo se quemar cuando abro la boca-dijo Piro, y mientras lo decía pequeñas llamaradas salían de su garganta.
-¿Y porque no aprendes a controlar el fuego?-le dijo el ratón
-Pero eso no se puede hacer- contesto Piro de nuevo dejando salir fuego de su boca.
-Claro que se puede- le dijo el ratón- ¿A que nunca lo has intentado? Vamos a intentarlo, solo tienes que pensar que cosas hacen que salga fuego de tu boca.
Fue de esta forma como el dragón Piro, con ayuda del pequeño ratón se dio cuenta de que el fuego salía cuando estaba enfadado, cuanto más enfadado estuviera mas fuego desprendía. Ahora que sabía porque salía el fuego, podía aprender a controlarlo.
¿Saben lo que hacía? Cuando notaba que estaba enfadado y que el fuego iba a salir de su boca, rápidamente usaba el fuego para algo útil y bueno como encender una hoguera, encender la lumbre para cocinar, etc. de esta forma dejaba salir el fuego y se le pasaba el enfado.
El dragón Piro aprendió a controlar su fuego y pudo jugar con todos en los jardines del reino porque ya no les quemaba y no les hacía daño.
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