Cuentos para educar a los niños y niñas en la necesidad de ser uno mismo y romper los prejuicios asociados a los roles masculinos y femeninos.
En un reino muy lejano, hace ya algún tiempo nació un príncipe. El príncipe Dorian era el príncipe heredero de todas las riquezas del reino y de muchos e importantes títulos. El príncipe Dorian fue educado como se debe educar a un príncipe. Desde pequeño aprendió a montar a caballo, le adiestraron en el manejo de las armas, le enseñaron a luchar, también muchos deportes, además de idiomas y una refinada educación. Tanto el rey, como la reina, y todas las personas del reino querían un príncipe valiente, un verdadero príncipe azul y con ese fin educaron a Dorian.
Pero sus profesores, instructores y entrenadores, todos ellos los mejores del reino, encontraron algunas dificultades para educar a Dorian, quien no parecía ser el tipo de príncipe que esperaban, no prestaba atención en las lecciones de esgrima, no parecía interesarse por los deportes, siempre se escabullía del entrenamiento de fútbol, y parecía detestar la lucha, no le gustaba mancharse.
En cambio Dorian tenía mucho interés en el baile, también en actividades relacionadas con la moda, los complementos, e incluso la costura, solía diseñar su propia ropa y pasaba horas cosiendo haciendo y rehaciendo. Además Dorian prefería jugar con sus dos hermanas que con otros príncipes, cuyos juegos eran toscos y violentos. Todos estaban muy preocupados por esta actitud de Dorian, así nunca llegaría a ser un príncipe valiente, nunca podría ser un verdadero príncipe azul. Los profesores, entrenadores e instructores, pensaron que el principal problema de Dorian podría ser que estaba demasiado mimado por su madre y sus dos hermanas, y entre todos decidieron mandarle a estudiar fuera.
De este modo Dorian estuvo varios años estudiando en otros reinos, aprendiendo lo que debe aprender un príncipe. Pasaron varios años y no paraban de llegar noticias de un príncipe diferente a todos los demás, de un príncipe que viajaba de reino en reino aprendiendo en cada uno de ellos. Todos estaban seguros de que por fin Dorian se había convertido en el tipo de príncipe que todos esperaban, en un príncipe digno de su reino.
Cuando Dorian apareció, todos quedaron admirados. Dorian apareció subido en un bonito caballo negro, pero no vestía de azul como hacen los príncipes azules. Dorian venia vestido de color lila, con bonitas ropas. Puede que no fuese exactamente el tipo de príncipe que todos esperaban, pero nadie podía negar que Dorian impactaba y que llamaba la atención con su porte y elegancia.
En seguida descubrieron todas aquellas virtudes de las que todos hablaban, aquellas virtudes que habían hecho destacar a Dorian, quien no se había convertido en el príncipe que todos esperaban, pues en sus viajes había aprendido todas aquellas cosas que a él le gustaban, esas cosas en las que era talentoso, pero que no podía practicar habitualmente ya que no le dejaban. Entonces todos entendieron que Dorian era un gran príncipe y que no era necesario ser como los demás príncipes, pues Dorian destacaba en muchas cosas.
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