Hasta ahora, nadie ha conseguido predecir el futuro. Por supuesto, sí existen personas que, con una visión privilegiada, logran ver antes que los demás una oportunidad de éxito, una revolución en ciernes. En el mundo de la tecnología, esta gente es muy valiosa. Básicamente, se dedican a convertir el mañana en presente.
Claro, la moneda tiene otra cara: gente a la que una invención, una innovación le pasa frente a las narices y la ignora; o en el peor de los casos, la desecha por considerarla inútil o infructuosa.
1. HP rechazó la computadora personal
Hoy en día, nos resulta prácticamente impensable la vida sin una computadora personal. Hace unos 40 años, apenas era una idea en la cabeza de Steve Wozniak. En 1976, ‘Woz’ inventó el computador tal como lo conocemos. Como en ese entonces era empleado de Hewlett-Packard, estaba obligado por contrato a enseñarles todas sus ideas y desarrollos.
La reacción de HP fue reprobatoria. “¿Para qué quiere la gente un computador?”, dijo algún ejecutivo de la marca. Wozniak, quien había entablado amistad con Steve Jobs años antes, le presentó su invento. Jobs, con el olfato de negocios que siempre le distinguió, mostró la computadora en la Universidad de Berkeley, donde fue recibida con éxito. Ambos vieron una gran oportunidad y comenzaron a manufacturarla. Así nació Apple.
2. Atari no quiso vender la Famicom
En 1983, una empresa japonesa se acercó a Atari para presentarle una consola: la Famicom. Su intención es que dicha compañía distribuyera este aparato en el mercado americano. En ese momento, Atari se encontraba en la cima del mundo de los videojuegos y el futuro parecía muy promisorio. Al ver la Famicom, el director de marketing la rechazó, bajo el argumento de que el control no tenía palancas.
Ante la negativa, los nipones decidieron vender ellos mismos su invento. Tomaron la Famicom y la renombraron como NES. En efecto, Atari había rechazado a Nintendo para comercializar a la que se convirtió en una de las consolas de juego más populares de la historia. El error fue muy costoso: el éxito apabullante de la NES terminó por sepultar a Atari, llevándola a la quiebra.
3. Westen Union: “el teléfono es un simple juguete”
“No nos interesa un simple juguete electrónico”, dijo Western Union en 1876 al empresario Gardiner Greene cuando éste intentó venderles la patente del teléfono. Greene había ayudado a financiar el invento de Alexander Graham Bell y quiso obtener ganancias ofreciendo su parte a William Orton, presidente de la compañía de telégrafos.
Orton fue incapaz de ver el potencial del teléfono y lo desechó porque no le veía posibilidades de comercialización. Después de todo, el medio de comunicación más usado en la época era el telégrafo. En respuesta, Greene decidió formar la Bell Telephone Company, la cual se convertiría con el tiempo en la operadora AT&T.
4. Henry Ford contra la innovación
No todos los rechazos tienen que ver con compras. Algunos se dan dentro de las mismas empresas. Henry Ford es conocido como el padre del automóvil. En una ocasión, al volver de un viaje en Europa en 1912, sus ingenieros le mostraron una versión mejorada del Model T, el automóvil que él había diseñado. Su reacción fue enardecida. Comenzó a golpear el nuevo modelo y estalló en gritos.
En su reclamo, Ford dijo que el Model T era su creación y que nadie tenía derecho a modificarla. “Es lo que los americanos quieren, jamás morirá”, exclamó enfurecido. Por esa razón, la empresa Ford se dedicó a sacar el mismo modelo año tras año, sólo cambiándole los colores. A la larga, el trabajo de innovación de las otras compañías terminó por ganarle la partida en ventas a la compañía, que a la larga, aceptó hacer modificaciones a sus modelo.
5. Bill Gates descartó los lectores de libros electrónicos
En 1998, los ingenieros de Microsoft crearon un prototipo de un lector de libros electrónicos. El dispositivo le fue presentado a Bill Gates, fundador y director de la empresa. Tras examinarlo, lo descartó porque pensaba que era un apartado sin importancia, por lo que le pidió al equipo de desarrollo que se olvidara del proyecto.
Gates rechazó el lector porque no le veía futuro a las interfaces como la pantalla táctil, ya que pensaba que eran incapaces de competir con los teclados físicos. Quien diría que, un par de décadas después -y con otra persona al mando- su empresa apostaría por su propia tablet, la Microsoft Surface.