La amabilidad puede definirse como una actitud encaminada a intentar aproximarse y establecer conexiones positivas con otras personas. Ser amable implica ser comprensivo, empático, generoso, afectuoso, prever e interesarse por las necesidades y deseos de los demás.
Fomentar la amabilidad a través del ejemplo, incluirla en el día a día a través de pequeños gestos hacia quienes nos rodean, además de ser un medio para exteriorizar nuestro interés por otras personas, puede cambiar significativamente nuestro entorno ya que, durante su recorrido, la amabilidad tiende a volver hacia el lugar desde el que parte. Es el efecto boomerang de la amabilidad.
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