Cuento infantil para desarrollar la expresión de las emociones.
Sofía era una linda niña, muy alegre y algo traviesa. A Sofía le gustaba portarse bien, sin embargo, no siempre lo conseguía.
Sofía, que también era una niña muy lista, se dio cuenta de una cosa, descubrió que hay algunas palabras que son difíciles de encontrar para decir algunas cosas, y aún encontradas son difíciles de decir. Estas palabras eran las que necesitaba para expresar cuando se sentía mal, cuando algo no le gustaba o le molestaba,… en estos casos Sofía se daba cuenta de que en su interior una llama se encendía pero no podía encontrar la palabra para decir lo que le pasaba. En las pocas ocasiones en las que encontraba la palabra adecuada no era fácil decir la misma.
Sofía sabía que al no poder encontrar esas palabras que necesitaba, la llama de su interior crecía, se hacía más grande hasta que explotaba sin poder controlarla. Era entonces cuando Sofía se portaba mal, cuando no podía controlar su malestar, ya que no encontraba palabras para dejarlo salir.
Nadie entendía porque a veces Sofía se portaba tan mal. En clase la retaban y en casa solían castigarla. Esto no ayudaba, más bien empeoraba las cosas. Sofía se sentía peor y de nuevo la llama que no podía salir por no encontrar las palabras adecuadas.
Así lloraba una tarde pensando en las estúpidas palabras pérdidas, en lo difícil que era encontrar esas palabras pérdidas.
-Estúpidas palabras- repetía la pequeña Sofía.
-No llores más niña- le respondió una voz- no llores más niña. Yo sé cómo puedes encontrar esas palabras.
Sofía se dio la vuelta y vio como un pajarillo que se había posado en su ventana hablaba con ella. En seguida se dio cuenta de que este pajarillo era capaz de encontrar las palabras adecuadas sin dificultad.
-Yo me paso todo el día volando y observando, por eso puedo aprender muchas cosas. Sé que las palabras se recogen en el papel, allí es donde se encuentran, allí es donde debes buscarlas.
-¿En el papel?- pregunto algo sorprendida la pequeña.
-Si en el papel. Las palabras se escriben y se quedan en el papel esperando que las encontremos, que las aprendamos y que las usemos. Utiliza el papel, si lees mucho encontraras muchas palabras que podrás usar cuando las necesites. También puedes escribir tú y dejar que esa llama de tu interior salga fuera en forma de palabras.
Sofía pensó que aquello sonaba lógico y decidió hacer caso a aquel pajarillo. Comenzó a leer y descubrió muchísimas palabras, poco a poco aprendió a usarlas para poner nombre a lo que sentía. También comenzó a escribirlas y de este modo podía decirlas de un modo más sencillo.
Fue así como Sofía encontró las palabras pérdidas y aprendió a expresar sus emociones, a poner nombre a sus sentimientos y dejarlas salir. Y a partir de entonces, Sofía comenzó a portarse bien porque ya no creía la llama.
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