Cuento para niños y niñas que enseña la importancia de aprender para ser sabio y dejar de ser ignorante.
Había muchas cosas que ninguna de las dos sabía, pero la diferencia entre ellas era que Ignorancia siempre decía que ya lo conocía y que no quería saber nada más. Sabiduría en cambio cuando no conocía algo, decía que no lo sabía y preguntaba para aprender más. Ignorancia así opinaba de todo y no quería aprender porque creía que tenía razón, Sabiduría por su lado sabía que desconocía muchas cosas.
Ignorancia no se molestó en conocerlos y evitó el contacto con ellos.
En cambio Sabiduría tampoco sabía cómo eran, pero quería saberlo y fue a conocerlos. De este modo Sabiduría pudo conocer muchas cosas de estos nuevos habitantes de la ciudad.
Una noche, una gran tormenta de arena, arrasó la ciudad. Las calles quedaron cubiertas de arena y polvo y las casas tapadas por la tierra.
Sabiduría había escuchado a los nuevos habitantes de la ciudad, que le habían prevenido de la tormenta y le habían enseñado un nuevo sistema para evitar que la arena cubriera su casa. Por eso pudo salir de su casa y comprobar que el sistema había funcionado y su hogar permanecía intacto a las inclemencias de la tormenta.
En cambio la casa de Ignorancia estaba cubierta de arena, enterrada en una montaña de polvo. Los nuevos habitantes ayudaron a Sabiduría a desenterrar la casa de su hermana.
Después de mucho trabajo, consiguieron que Ignorancia quedase libre. Ignorancia estaba muy enfadada y dijo:
-Ya sabía yo que estas personas no traerían nada bueno, estoy segura de que esta tormenta es cosa suya.
Volvió a su casa, a enterrarse, ahora ya no en arena, sino en el desconocimiento.
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