Cuento infantil para trabajar una reflexión sobre la importancia de superar los miedos y no temer enfrentarse a los peligros.
Érase una vez un jinete, que tenía un bonito y elegante caballo llamado Colorines porque tenía las crines adornadas con varios colores. El jinete solía pasear, subido en su caballo por las calles de la aldea donde ambos vivían. Todos los habitantes conocían al jinete y al caballo, siempre les saludaban a su paso por las calles.
El jinete y su caballo Colorines nunca salían de la aldea, cada tarde al terminar su paseo se acercaban al final del pueblo y la mirada del jinete se perdía en el horizonte ¿Qué habrá allí detrás de las montañas?, pero nunca superaban los límites de la aldea, pues creía que fuera de su aldea no podía haber un lugar mejor, seguro que fuera la gente era hostil, y era muy probable que los peligros fuesen muchos.
Pero ocurrió, que los niños y niñas de la aldea comenzaron a enfermar. Alguna desconocida enfermedad se extendía rápidamente, y no encontraban la cura. Así fue como todos se reunieron en busca de la solución, decidieron que el jinete y su caballo Colorines debían viajar en busca de la cura de tan extraña enfermedad. Habían probado con todos los remedios disponibles en la aldea, solo podían buscar algún remedio detrás de las montañas.
Así fue como el jinete emprendió un largo viaje, junto a su inseparable Colorines. Todos los habitantes se despidieron de ellos y les dieron provisiones y abrigos para el viaje. El jinete y Colorines emprendieron con mucho temor su viaje.
Pasaron muchos días y muchas semanas y los habitantes de la aldea empezaron a preocuparse. Cuando un día cualquiera apareció a lo lejos el jinete y su caballo Colorines, estaban agotados por el viaje y casi no los pudieron reconocer, pero habían traído una medicina desde un lugar muy lejano. La medicina funciono y además trajeron muchas más cosas.
Luego el jinete les contó las aventuras que vivieron: viajaron por muchos lugares, al principio con miedo, pero enseguida conocieron a personas muy interesantes y también vieron muchos lugares y aprendieron muchas cosas. El jinete había cambiado, había viajado y aprendido muchas cosas, había superado sus miedos y había superado las dificultades. Desde entonces aunque siempre volvía a su aldea, todos los años hacía un viaje junto a su caballo Colorines. Porque en el viaje había peligros, pero también había muchas recompensas y solo podía aprender a superar los peligros enfrentándose a ellos.
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