Desde hace tiempo, un debate enfrenta a los astrónomos: ¿son los anillos de Saturno unos “jovencitos” en la escala temporal del Sistema Solar o tan vetustos como el planeta que circundan?
En contra del argumento de la vejez, había una tesis contundente: si realmente tuvieran miles de millones de años, el polvo que se deposita progresivamente sobre ellos los habría oscurecido.
Ahora, los datos enviados por la sonda de la NASA Cassini parecen desestimar esta hipótesis. Por primera vez, la nave (en la órbita de Saturno desde 2004) ha medido el índice de contaminación, y los expertos han comprobado que es hasta 40 veces menor de lo esperado.
Sascha Kempf, de la Universidad de Colorado, y sus colegas han detectado en siete años solo 140 tipos de partículas de polvo procedentes del Sistema Solar con tamaño suficiente para ensuciar.
Los expertos creen que la mayoría de partículas llegarían desde el Cinturón de Kuiper, región remota donde se encuentra Plutón y otros cuerpos helados.
Con estos datos en la mano, los anillos podrían tener la misma edad que el propio Saturno –unos 4.400 millones de años– y no “solo” cientos de millones, como muchos expertos sostenían hasta ahora.
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