A diferencia lo que solemos pensar, el cerebro permanece activo incluso cuando se encuentra aparentemente descansando. La actividad del órgano cerebral en reposo, es decir, sin la presencia de algún estímulo o tarea, está estructurada y responde a unos determinados patrones o redes espaciotemporales: las llamadas redes en estado de reposo o resting-state networks (RSN). Neurocientíficos de la Universidad Pompeu Fabra (UPF) acaban de descifrar las claves de su funcionamiento.
Tal y como exponen en la revista Trends in Neurosciences, y basándose en modelos informáticos de gran escala del cerebro, han comprobado que cuando las redes en estado de reposo se encuentran en una situación descrita por los expertos como 'límite de la inestabilidad', su eficacia aumenta, a la vez que incrementa su velocidad para movilizarse ya sea para la percepción sensorial o para la acción cerebral. Dicho de otro modo, cuando el cerebro se encuentra en el punto crítico de la 'inestabilidad' en una situación de reposo, puede desplegar todo su potencial de respuesta ante un estímulo o una tarea concreta.
Así, según subraya Gustavo Deco, coautor del trabajo, una de las principales conclusiones del estudio es el descubrimiento de que el cerebro trabaja durante el reposo en un punto crítico de "inestabilidad". Este punto crítico, puede y se verá afectado en los diferentes individuos, por diferentes razones, como, el aprendizaje, la experiencia, el envejecimiento o incluso diferentes síndromes neuropsiquiatricos.