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Adaptación del cuento "Hansel y Gretel"

viernes, 6 de septiembre de 2013


Texto de Carolina Fernández
Ilustración de Brenda Figueroa

Hansel y Gretel eran dos hermanos que nacieron el mismo día, del mismo mes, del mismo año. Ellos junto con Pulgarcita, Ceniciento, Bello y Bestia y el Sastrecillo Valiente, también vivían en el País de los Cuentos al revés.

Hansel era un niño muy delgado y muy moreno y Gretel una niña que tenía los ojos muy grandes y el pelo muy rizado. Vivían en una aldea con muchos más niños y niñas que les encantaba jugar, correr y reír.

Hansel y Gretel habían vivido en la misma casa en la misma aldea toda su vida. Toda su vida eran 8 años. Y su vida había sido normal y casi la misma durante todo ese tiempo.

Aunque a Hansel le vestían de azul, porque se supone que era el color de los niños, a él también le gustaba ponerse camisetas violetas, rojas, rosas y verdes. Además no solo jugaba con autos rápidos, camiones, construcciones y muñecos guerreros, sino que también jugaba con las muñecas de su hermana, cuando ella no le veía, porque le gustaba cuidar de ellas como si fueran bebés.

A Gretel lo que más le gustaba era vestirse de muchos colores a la vez, por eso la mayoría de sus muñecas estaban vestidas de verde, rosa, amarillo, rojo o azul. Cuando su hermano no le veía aprovechaba para jugar con sus guerreros y vestirles a ellos también de mil colores. Pero desde luego si había un juguete que le encantaba quitarle a su hermano sin que él se enterara era el balón.

Un día después de que Hansel se enfadara mucho con ella por no pedirle permiso por coger sus cosas, los dos hermanos se dieron cuenta de que si en lugar de quitarse los juguetes los compartían y jugaban juntos era muchísimo más divertido.

Su vida era tranquila y sencilla hasta que ocurrió algo realmente inesperado. Sucedió una mañana que salieron al bosque después de que su padre les regañara por jugar con el balón dentro de casa:

- ¡Fuera de aquí!, ¡a jugar con el balón y a corretear fuera! Vayan al bosque a pasar el día y de paso traigan unos cuantos frutos.

Hansel y Gretel que no estaban muy acostumbrados a jugar en el bosque ni a recoger frutos, comenzaron su expedición con algo de cautela, y poco a poco según fueron descubriendo más variedades distintas de flores, árboles y animales, se animaban a adentrarse más y más en el bosque.

- Vamos Hansel, ¡te imaginas que ahora nos pasará algo genial cómo les ocurre a los niños en los cuentos!
- ¡Qué dices Gretel! Imagina que apareciera una bruja de esas que sólo quiere hacerte algo malo.
- ¿Y por qué las malas siempre son brujas y los brujos son magos buenos?
- ¡Ni brujas ni brujos, Gretel! yo sólo quiero que después de andentrarnos tanto en el bosque consigamos encontrar el camino de vuelta.

Los niños empezaron a sentirse un poco desorientados: ¿cuál sería el camino de vuelta a casa? Pero aquel no iba a ser el principal problema para regresar a su hogar.

Y es que cuando creían que ya estaban por el buen camino, de repente apareció ante sus ojos una cabaña hecha entera de golosinas . ¡Aquello era increíble! Las ventanas eran de caramelo, el tejado era de gominolas, los ladrillos eran galletas de chocolate, no sabían dónde mirar sin dejar de querer probar todo lo que veían.

- ¡Gretel vamos! Esto es mejor que cualquier cuento que me hubiera imaginado.
- Hansel vamos a ver quien vive, si tiene tantos dulces no creo que le importe darnos unos pocos.

Antes de que decidieran si comer algo o llamar a la puerta, un señor de barba blanca y nariz alargada abrió la puerta:

- ¡Vamos chicos! No  lo piensen más, pueden entrar, ver y comer todo lo que hay aquí dentro –les dijo muy sonriente aquel señor.

Hansel y Gretel no lo pensaron, estaban deseosos de probar todos aquellos dulces, pero lo que no sabían era que aquel amable señor era en realidad un brujo malvado que engañaba a los niños con sus dulces para que engordaran y luego comérselos tras cocinarlos en su gran horno de leña.

Hansel y Gretel estaban tan ciegos por las golosinas que no sospecharon nada, y cuando menos se lo esperaban:

- ¡¡Ya han disfrutado demasiado, niños!! – gritó el brujo.

Y dándoles un fuerte empujón, los encerró en un armario con barrotes y les explicó su malvado plan.

- Voy a darles de comer hasta que estén lo suficientemente gordos para darme un festín.

Hansel, sólo podía llorar del susto y Gretel estaba enfadada, gritaba cosas horribles al brujo y trataba de ser valiente para consolar a Hansel.

- Tenemos que pensar un plan Hansel, no te preocupes, saldremos de esta y pronto estaremos en casa como si nada de esto hubiera pasado.

Pero a medida que pasaba el tiempo y no conseguían escapar, Gretel se desesperaba y lloraba angustiada mientras Hansel trataba de consolarla y parecía mucho más valiente. Pero luego un día Hansel se levantaba con miedo y Gretel tenía que sacar toda su fuerza para que su hermano se sintiera mejor. Y así iban pasando los días, consolándose el uno al otro, a la vez que pensaban juntos un plan para escapar.

El día que el malvado brujo les dijo que había llegado el momento de comerse a uno de los hermanos, el plan ya estaba listo. Cuando el brujo, comenzó a calentar el horno los hermanos ya estaban preparados:

- Primero saldrás tú Gretel, prepararás el caldo en la cacerola mientras se calienta el horno.

Gretel salió para hacer lo que el Brujo le había ordenado sin dejar de observarle por el rabillo del ojo. Por eso, cuando este se asomó al horno para comprobar si estaba caliente, la niña se acercó silenciosamente y le pegó un empujón tan fuerte que no fueron Hansel ni Gretel quienes acabaron dentro del horno de leña sino el malvado Brujo. Justo después Gretel liberó a Hansel y los dos hermanos corrieron tan rápido cómo nunca en la historia ningún niño, ni ninguna niña había corrido.

Hansel y Gretel llegaron corriendo a casa y su padre no creyó una sola palabra de todo lo que ellos le contaron. Sin embargo estaba tan contento de que sus hijos hubieran aparecido que le daba igual no creer nada. Lo único que el padre de Hansel y Gretel nunca supo explicarse era cómo en lugar de frutos, los dos trajeron los bolsillos llenos de todo tipo de golosinas.

Fuente: http://www.cuentoalavista.com/2013/09/hansel-y-gretel.html?utm_source=feedburner&utm_medium=feed&utm_campaign=Feed%3A+cuentoalavista+%28Cuento+a+la+vista+-+El+blog+de+los+cuentos+infantiles%29

1 comentarios:

Anónimo dijo...

jajja al chile

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