Todavía hoy en el pueblo cuentan la increíble historia de Zizu, el perro que no sabía morder.
Hace ya muchos años, cuando el señor Cachuca, un famoso futbolista del pueblo, regreso de una de sus competiciones trajo consigo un regalo para sus hijas, un pequeño cachorro de color blanco con manchas marrón tostado recorriendo su cuerpecito. Las pequeñas Pitia y Licia que así se llamaban las hijas del señor Cachuca vieron el regalo que esta vez había traído su padre y saltaron de alegría.
Cuidaron con mucho cariño del pequeño Zizu, pasaban horas jugando con él, enseñándole a ser un buen perrito. Así pasaron los días, y después de los días las semanas, los meses y algunos años. Zizu creció, dejo de ser un cachorro y se convirtió en un simpático y cariñoso perro. No llevaba collar y sus ojos brillaban como dos linternas en la oscuridad iluminando la oscuridad de la noche. En el pueblo todos le conocían y le querían.
Pero Zizu era un perro que no sabía morder, puede parecer increíble, pero debía ser el único perro del mundo que no sabía morder. Todas las personas le querían mucho, pero creían que tenía alguna enfermedad que le impedía morder. Los demás perros no le entendían y solían molestarle. Zizu no sabía morder y no podía atacarles con su mordida.
Una tarde de verano, Pitia y Licia fueron a nadar al río. Pero al llegar la noche no habían vuelto a casa. El señor Cachuca muy preocupado, reunió a todas las personas del pueblo. Las dos niñas se habían entretenido y al hacerse de noche, difícilmente encontrarían el camino a casa en la oscuridad. Tenían que elaborar un plan de búsqueda rápidamente, para encontrar a las pequeñas Pitia y Licia. Las personas del pueblo decidieron salir con sus perros a buscar a las niñas, seguro que podían rastrear el olor de las pequeñas. Dejaron a Zizu en casa pensando que sería peligroso llevar un perro que no sabía morder ya que no podría defenderles de otros animales.
Estuvieron varias horas buscando a las pequeñas sin éxito. Zizu que estaba en casa muy preocupado se escapó en busca de sus amadas dueñas.
Estando en la montaña buscando, los habitantes del pueblo vieron a lo lejos dos luces que iluminaban la noche como dos linternas, que extraña criatura, más aún cuando emitió un fuerte aullido que asustó a los perros. Las luces avanzaban con paso firme y decidido a gran velocidad, cuentan que además de asustar a los perros, ahuyentó a todas las criaturas de la noche. Cuando pasó fugaz al lado de las personas y los demás perros, pudieron comprobar que era Zizu. Sorprendidos de la valentía y los recursos de este increíble perro no ladrador, todos le siguieron.
Su olfato era sin igual y rápidamente les condujo a un claro del bosque, cerca del río. Pitia y Licia que estaban escondidas reconocieron los brillantes ojos de su mascota y salieron a su encuentro.
De este modo, gracias a Zizu, pudieron encontrar a las pequeñas. Zizu que no sabía morder había empleado otros recursos que le permitían ver en la oscuridad, moverse a gran velocidad, y asustar a las criaturas sin necesidad de atacarlas.
Desde entonces todos dejaron de ver a Zizu como un perro inútil, y comprendieron que tal vez no es que no supiese morder, es que no quería atacar y dañar a los demás. Comprendieron que para defenderse no es necesario hacer daño. Aprender a morder es fácil, lo que no es tan sencillo es saber defenderse sin hacer daño.
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